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Casa de poesía

Casa de Poesía (Uruguay) es una Institución sin fines de lucro cuyo cometido es la difusión de todas las manifestaciones poéticas, realización de homenajes, conferencias, publicaciones y otras actividades vinculadas con el hacer poético y artístico creativo en general, dando así cumplimiento a lo manifestado por UNESCO en sus resoluciones. "rgentadorado@gmail.com"

jueves, 27 de enero de 2011

Me raspan los molares, me alisan en su estero,
me anudan con polillas que frenan como sienes.
Y me encajan sus lumbres y cuernos de viajeros
los rieles y los trenes.

Me alaban mercancías de mudos caseríos,
me cultiva moroso todo aquél con que asiento,
atorado de gerundios y me miento
y recito en el vacío.

Desanillan los dedos las manos que me arrimo
y los riegos enfermizos de panteones que abrazan.
Me encajan sus torcazas las fiebres en racimos
que cuelgan en las plazas.

Me pasas sobre el río como un labio inexperto,
me enchufas los carbones que atoran almacenes.
Y el búho que nos ronda en tu canilla de puerto
revienta en mis andenes.

Me silban como un barco temblando en el acero,
me anidan con su manto de moscas de vinilo.
Y me meten sus santos, sus larvas y sus sueros,
las tejas y los silos.

Me saltan en los pueblos los grandes agujeros;
me trenzan sus pasiones erectas de carteles.
Y me tosen sus latas y grúas de voceros
los sarros en las mieles.

Me friegan con poemas, me ambientan con sus peros,
me moldan ralladuras, me liman en sus pieles
y me sueltan con rabia en un túnel costero
las vacas y pinceles.

Me cargan con plumajes, me asfixian en roperos,
me sudan desde el cuarto moral de su pasado.
Y me ensamblan sus consejos y dudas de canteros
amantes empacados.

Me escarban las salidas. Me rompen con monedas,
me enroscan con lombrices que asolan las libretas.
Y me sueldan sus abejas que abortan primaveras
las pieles y recetas.

Me marcan con lancetas de gárgolas pensantes,
me roban como un cerro de pies estomacales.
Y me atan brebajes de rudas en sus puertas
los soles demenciales.

Me pueblan los cementos, me arrugan con horneros,
me duelen como muertos los ojos de la cara.
Y me quiebra en un bocado que baja como suero
la sangre en la mirada.

Me encierran con plumeros, me sacan con jeringas
me labran sus pastillas de grandes comisuras.
Y me abordan ladrillos de playas que se empujan
por ver azucaduras.

Me planean con celos, me muerden los pulgares,
me cortan con cerebros que encajonan su barba.
Y me quiebran las mieles y me asustan con lugares
los besos que se tardan.

Me escriben con raseros, me entroncan con cinceles,
me asolan los muelles de veleros varados.
Me avistan en espejos con rostro de moteles
los senos alunados.

Me atollan chimeneas, me injertan costureros,
me ladran con agujas que avanzan como espuma.
Y condimentan mi muerte y saldan mi solero
los llantos y las sumas.

Me tuercen vagabundas, me tuestan pordioseros,
me toman como a un hijo traidor sin su frazada.
Y me muestran sus fotos de los hermanos que fueron,
a ver... como si nada.


José Jorge

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