.
En los areneros de un verso cobarde
un niño arma un balde humilde de arena
y luego lo estropea a patadas. Sus pies
se descuartizan como perros
contra un jabalí
saltando entre grasas y colmillos
gritando y gimiendo entre pasajes
de medias lunas hambrientas
de cazadores que siguen los ladridos.
El disparo de un muchacho nervioso parte un ojo
a un perro que salta, perforada la simiente de su cordura,
y el perro queda extraño, mi amor,
queda muy loco.
Fermento si me pongo rabioso
con una tormenta de dormitorio
parado en mi cama como un cerro.
Fermento;
y mi panza abierta respira el profundo pliegue
de arroyos y minúsculos incendios
planeados por caranchos que llevan
ratones rosados en sus picos;
y un musical medicamento me tose
en la cara como una mariposa.
La noche nos receta con su lengua de oveja.
Y mi grito ferroso es un vagón estancado,
y el farol de una plaza me succiona un tornillo,
y a un beso lloroso de portón espiado en la persiana
de un pueblo por la madre
tengo que proteger de la muerte.
Crecen plantas de odio
en cerebros calientes sin moteles
en forma de goteras
pero la soledad los va secando
como un jardín colgante que crece
en los vértices húmedos de una claraboya.
Los paisajes mundanos descollan en madres
que se bañan en los cuerpos olvidados de hijos
esparcidos en mil padres felices.
¡Santo volátil segmentado en la hebilla
parto de cuerno toreado por una cebadura
embalse de óleo que ofertas tu cartílago
alfiler de roturas
que caes al piso tanteando los extremos
con libélulas de cabezas desbandadas!
Otro gesto de morbo celular de veleta
otro zanco de enjuague molar en mi cariño
otro vestido dorsal que ladra allí en la silla
otro tendón reventado en mis cicatrices
otra mirada portuaria con tabaco de barranca
como si cada sonrisa descosiera mis puntos
alzado hasta las válvulas
atorado en esta inmensa saliva solitaria.
José Jorge.
Casa de poesía
Casa de Poesía (Uruguay) es una Institución sin fines de lucro cuyo cometido es la difusión de todas las manifestaciones poéticas, realización de homenajes, conferencias, publicaciones y otras actividades vinculadas con el hacer poético y artístico creativo en general, dando así cumplimiento a lo manifestado por UNESCO en sus resoluciones. "rgentadorado@gmail.com"
viernes, 15 de abril de 2011
domingo, 3 de abril de 2011
*
doy mi cuerpo de arena
a los cuatro vientos
así
como tu te presentas
y soy menos que nada ni pretendo
tus brasos
simplemente flotar en tu esencia
de arrebato y desorden
simple desarmado y puro
Alejandro Dorado
a los cuatro vientos
así
como tu te presentas
y soy menos que nada ni pretendo
tus brasos
simplemente flotar en tu esencia
de arrebato y desorden
simple desarmado y puro
Alejandro Dorado
INDECIBLES
No nombrar las cosas por sus nombres” (A.Pizarnik)
No decir te amo
sino te necesito
me falta el aire
no puedo estar en mi cuerpo
no encuentro sosiego en la noche
no quiero amanecer.
No decir es imposible
sino que sos cobarde
y soy orgullosa
no queremos que duela
tal vez algún día
tal vez nunca, tal vez.
No decir adiós
sino hasta siempre
hasta el día de partir
hasta llegar nuevamente
hasta que seamos viejos
hasta que seamos niños.
Tensar la espera
hasta el límite
morir
morimos en la agonía
de no nombrar
las cosas por sus nombres.
María Laura Pintos
No decir te amo
sino te necesito
me falta el aire
no puedo estar en mi cuerpo
no encuentro sosiego en la noche
no quiero amanecer.
No decir es imposible
sino que sos cobarde
y soy orgullosa
no queremos que duela
tal vez algún día
tal vez nunca, tal vez.
No decir adiós
sino hasta siempre
hasta el día de partir
hasta llegar nuevamente
hasta que seamos viejos
hasta que seamos niños.
Tensar la espera
hasta el límite
morir
morimos en la agonía
de no nombrar
las cosas por sus nombres.
María Laura Pintos
*
Te vi mirándola con ojos de lengua
Quise ser ella, quiero decir, ser lo que no soy.
Te vi abrazando su mano queriendo acelerar el tiempo
Fue un instante eterno para mí.
Te miro mirándome.
Me pregunto si alguna vez
agarraste la lapicera
y derramaste un poco de tinta
en mi nombre.
Andrea Estevan
Quise ser ella, quiero decir, ser lo que no soy.
Te vi abrazando su mano queriendo acelerar el tiempo
Fue un instante eterno para mí.
Te miro mirándome.
Me pregunto si alguna vez
agarraste la lapicera
y derramaste un poco de tinta
en mi nombre.
Andrea Estevan
viernes, 1 de abril de 2011
SEDUCCION CULINARIA
Iba desnudando cebollas a la orilla del fuego
para luego bañarlas en su tina de acero
con aceites calientes del origen de los tiempos.
Iba descarozando aceitunas con aire sarraceno
para luego dormirlas en los valles dorados
con canciones de cuna con aroma sereno.
Iba mezclando una salsa de sangre hirviendo de deseo
para luego regar los blancos lienzos redondos
con el magma fervoroso que viene de dentro.
Sin embargo, traías el aroma de la albahaca en los dedos
Ese símbolo de carencia que dirían los griegos
Ese emblema que en Roma anuncia el amanecer de los besos.
Esas hierbas que emergen del batir del océano
para florecer de Tulasī en la India de su pelo.
Y traías con ello el sabor de los tiempos,
las especias de oriente y los granos de pimienta
que el sol oculta en la alacena del cielo.
Y mis cebollas, aceitunas y mi magma que viene de dentro
recordaron esos vientos que duro arremeten
en la rueda del Samsara hasta el origen del tiempo
y remontándome hasta mi encarnación primera
todo quedó muy claro en ese momento:
Krishna enamorado, la maldición de Radhá
y mi condena al mundo de los seres que se marchitan.
María Jimena Pintos
para luego bañarlas en su tina de acero
con aceites calientes del origen de los tiempos.
Iba descarozando aceitunas con aire sarraceno
para luego dormirlas en los valles dorados
con canciones de cuna con aroma sereno.
Iba mezclando una salsa de sangre hirviendo de deseo
para luego regar los blancos lienzos redondos
con el magma fervoroso que viene de dentro.
Sin embargo, traías el aroma de la albahaca en los dedos
Ese símbolo de carencia que dirían los griegos
Ese emblema que en Roma anuncia el amanecer de los besos.
Esas hierbas que emergen del batir del océano
para florecer de Tulasī en la India de su pelo.
Y traías con ello el sabor de los tiempos,
las especias de oriente y los granos de pimienta
que el sol oculta en la alacena del cielo.
Y mis cebollas, aceitunas y mi magma que viene de dentro
recordaron esos vientos que duro arremeten
en la rueda del Samsara hasta el origen del tiempo
y remontándome hasta mi encarnación primera
todo quedó muy claro en ese momento:
Krishna enamorado, la maldición de Radhá
y mi condena al mundo de los seres que se marchitan.
María Jimena Pintos
*
Las noches de apagón
regresan cuando duermo.
Todos en torno a la mesa
sin ruidos eléctricos/cárcel de circuitos
el veo-veo develando rincones
cada objeto alumbrando los ojos.
El farol de mantilla en la mesa
mi hermano caminaba con suspenso
cada juego inventado/hallazgo de una sombra.
Cuando volvía la luz
mis padres celebraban,
en mi rostro sombrío se alejaba el farol.
Ahora soy adulta y uso máquinas
aparece la niña, intenta apagar mi casa.
La vela sigue ahí, titilan los recuerdos.
Alicia Preza
regresan cuando duermo.
Todos en torno a la mesa
sin ruidos eléctricos/cárcel de circuitos
el veo-veo develando rincones
cada objeto alumbrando los ojos.
El farol de mantilla en la mesa
mi hermano caminaba con suspenso
cada juego inventado/hallazgo de una sombra.
Cuando volvía la luz
mis padres celebraban,
en mi rostro sombrío se alejaba el farol.
Ahora soy adulta y uso máquinas
aparece la niña, intenta apagar mi casa.
La vela sigue ahí, titilan los recuerdos.
Alicia Preza
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