LA SABIDURÍA DEL ALBA
(Editorial José Martí, Cuba)
Edgard Gousse
Como una corteza de furia
congelada en la sutura del ojo, observo.
Nada de aquello que fue para licenciar la voz quebrantada.
La convalecencia es un bosque inmanente
un fuego sagrado que devora los caminos de la ausencia.
Los colores se despiertan en nosotros
para que en ella dancemos siempre.
¿Pero qué han hecho estos niños en trance de nieve
para que sus bocas procedentes del frío
naden sin cesar en el mismo océano?
¿Por qué el día no halla su igual
sino en la silla de paja este silencio este eco?
(23 de febrero de 2011)
Casa de poesía
Casa de Poesía (Uruguay) es una Institución sin fines de lucro cuyo cometido es la difusión de todas las manifestaciones poéticas, realización de homenajes, conferencias, publicaciones y otras actividades vinculadas con el hacer poético y artístico creativo en general, dando así cumplimiento a lo manifestado por UNESCO en sus resoluciones. "rgentadorado@gmail.com"
viernes, 25 de febrero de 2011
Atrás del andamiaje se esconde la niña
Un sólido encofrado sostiene lo que será cemento firme
Los ojos arden
El pecho se cierra y el grito no sale
Sube, sube a ver como es arriba
Mira, mira el paisaje fatigado y sudoroso
Cuidado allí, cuídate niña
Eso que duele en tu pecho no es cemento
Eso que te atraviesa la garganta no es madera
Eso que arde en tus ojos no es arena
Se endurece el cemento
Sometido a su cauce
No dejes que tu alma siga el ejemplo
Cuídate del desamor y el desamparo
De los que no están pero estuvieron
De los que hubieras querido tener cerca
Suaviza tu garganta y canta algo bello
Bájate de allí niña que hay peligro
¿No has aprendido aún a proteger tu alma?
Silvana Magda de Lima
Un sólido encofrado sostiene lo que será cemento firme
Los ojos arden
El pecho se cierra y el grito no sale
Sube, sube a ver como es arriba
Mira, mira el paisaje fatigado y sudoroso
Cuidado allí, cuídate niña
Eso que duele en tu pecho no es cemento
Eso que te atraviesa la garganta no es madera
Eso que arde en tus ojos no es arena
Se endurece el cemento
Sometido a su cauce
No dejes que tu alma siga el ejemplo
Cuídate del desamor y el desamparo
De los que no están pero estuvieron
De los que hubieras querido tener cerca
Suaviza tu garganta y canta algo bello
Bájate de allí niña que hay peligro
¿No has aprendido aún a proteger tu alma?
Silvana Magda de Lima
miércoles, 23 de febrero de 2011
LA SOBERBIA
.
con el entrecejo bostezado
la historia por contar
mece tu arcilla:
-VOS-
el constructor de vanidades
con todas las palabras por decir:
el día se te va
en fotosíntesis sin verde
y una raíz creciéndote en la espalda…
-----------------------------------------------------------------------------------
Dialéctica VIII
el gato del vecino
abierto de entrepiernas
maullando en la parilla :
son siete ojos
babeándose
en estómago :
así es el hambre :
/ DIJO /
pero:
sin gato / sin parrilla
sin vecinos / sin muelas
sólo ojos
maullando como moscas
y
buen
provecho !!!
ISMAEL SMITH
con el entrecejo bostezado
la historia por contar
mece tu arcilla:
-VOS-
el constructor de vanidades
con todas las palabras por decir:
el día se te va
en fotosíntesis sin verde
y una raíz creciéndote en la espalda…
-----------------------------------------------------------------------------------
Dialéctica VIII
el gato del vecino
abierto de entrepiernas
maullando en la parilla :
son siete ojos
babeándose
en estómago :
así es el hambre :
/ DIJO /
pero:
sin gato / sin parrilla
sin vecinos / sin muelas
sólo ojos
maullando como moscas
y
buen
provecho !!!
ISMAEL SMITH
SILENCIO
Ya nadie
se detiene
a oír el silencio
cuantas historias
ha de contarnos,
millones de cuentos
que nacieron de los temblores
de las almas
de los ojos humedecidos
de tantas risas y llantos,
de los seres
que le han dado sentido
a la rotación del mundo
de la fuerza de gravedad
que se encuentra en cada latido.
Silencio
cuando gritan las gotas de lluvia ...
se desdibujan las emociones de un beso
que producen calor y ternura
caída, desdén y llanto,
silencio de lo mucho que se piensa
y poco que se atreve a confesar
silencio de lo que uno vive
y quiere gritar
silencio en medio de un gemido de sexo
piel y carne
sudor y momento,
silencio cuando la mañana nos llama
y no nos queremos levantar.
Son todos silencios
que alguna vez hemos oído
y tantas veces nos negamos a encontrar
son tantas ondas sonoras
que nos aterran a veces
y otras tantas nos dan vida
nos hacen soñar.
Ricardo Alex Cortés Cárdenas
se detiene
a oír el silencio
cuantas historias
ha de contarnos,
millones de cuentos
que nacieron de los temblores
de las almas
de los ojos humedecidos
de tantas risas y llantos,
de los seres
que le han dado sentido
a la rotación del mundo
de la fuerza de gravedad
que se encuentra en cada latido.
Silencio
cuando gritan las gotas de lluvia ...
se desdibujan las emociones de un beso
que producen calor y ternura
caída, desdén y llanto,
silencio de lo mucho que se piensa
y poco que se atreve a confesar
silencio de lo que uno vive
y quiere gritar
silencio en medio de un gemido de sexo
piel y carne
sudor y momento,
silencio cuando la mañana nos llama
y no nos queremos levantar.
Son todos silencios
que alguna vez hemos oído
y tantas veces nos negamos a encontrar
son tantas ondas sonoras
que nos aterran a veces
y otras tantas nos dan vida
nos hacen soñar.
Ricardo Alex Cortés Cárdenas
martes, 22 de febrero de 2011
Viva Vivaldi
.
son cuatro las mandolinas
ni una más
ni falta alguna
arrastran tres
cuatro siglos
en esa mar mayor
barroca
rasgada
surtida en sus diapasones
desde el bordecito de la laguna
te miro vadear su orilla musical
como buscando aquello que las cuerdas
ya frotadas
no te dan
como que te cuesta hacerte la cabeza
a tanta maravilla
Gerardo Ciancio
son cuatro las mandolinas
ni una más
ni falta alguna
arrastran tres
cuatro siglos
en esa mar mayor
barroca
rasgada
surtida en sus diapasones
desde el bordecito de la laguna
te miro vadear su orilla musical
como buscando aquello que las cuerdas
ya frotadas
no te dan
como que te cuesta hacerte la cabeza
a tanta maravilla
Gerardo Ciancio
jueves, 17 de febrero de 2011
AKAYA
.
Caen los harapos
la sueltan de golpe
sin látigos de tela
se asoman las piernas
húmedas agujas en el río.
El vendedor de antorchas
circula en espiral
suda de miedo al verla
boca de pez, tinta en los dientes,
Akaya lo llama se ofrece
para no morir de furia
al ver a su mujer
debajo del animal,
perversa cópula no alcanza.
Vendrá otra hija
ya son cuatro,
nadie se anima a mirarlas
fríos colmillos, ojos de lava.
Será igual que las otras
cara de jabalí
y cuerpo de mujer.
Alicia Preza
Caen los harapos
la sueltan de golpe
sin látigos de tela
se asoman las piernas
húmedas agujas en el río.
El vendedor de antorchas
circula en espiral
suda de miedo al verla
boca de pez, tinta en los dientes,
Akaya lo llama se ofrece
para no morir de furia
al ver a su mujer
debajo del animal,
perversa cópula no alcanza.
Vendrá otra hija
ya son cuatro,
nadie se anima a mirarlas
fríos colmillos, ojos de lava.
Será igual que las otras
cara de jabalí
y cuerpo de mujer.
Alicia Preza
miércoles, 16 de febrero de 2011
PENDIENTE VERTICAL
.
filosa; camino recurrente
insoslayable recorrido.
Ascender lento, pesado.
Manos llagas alternan
los cuchillos del agarre. Garfios
dedos. Pies repiten el lugar
en tajos, mezclando sangre,
incansables. Así cada minuto,
cada hora del casi aliento
sin aliento. Desaliento.
Yemas presienten la hendidura,
promesa de un efímero
reposo, inmóvil alerta,alegr ...ía,
desmayo. Pequeña inclinación
mueve al vacío.
¿Quedó tan
lejos el punto de partida?
¿Será inasible la cumbre
prometida?
Nadie sube. Ya no es lugar
del águila altiva. Otra ave
rapaz sobrevuela a estas
alturas. Recurrente la aventura
recorrida años, de escalar, en cuerpo
herido. Estela de sangre,
humores esenciales
reptando en la ascención.
¿Habrá cumbre?
¿Y si no hay nada más allá
que la subida?
Otra vez, otra vez
instinto animal ruge,
arenga famélico un
trágico hacia arriba.
Angelita Bonnet
filosa; camino recurrente
insoslayable recorrido.
Ascender lento, pesado.
Manos llagas alternan
los cuchillos del agarre. Garfios
dedos. Pies repiten el lugar
en tajos, mezclando sangre,
incansables. Así cada minuto,
cada hora del casi aliento
sin aliento. Desaliento.
Yemas presienten la hendidura,
promesa de un efímero
reposo, inmóvil alerta,alegr ...ía,
desmayo. Pequeña inclinación
mueve al vacío.
¿Quedó tan
lejos el punto de partida?
¿Será inasible la cumbre
prometida?
Nadie sube. Ya no es lugar
del águila altiva. Otra ave
rapaz sobrevuela a estas
alturas. Recurrente la aventura
recorrida años, de escalar, en cuerpo
herido. Estela de sangre,
humores esenciales
reptando en la ascención.
¿Habrá cumbre?
¿Y si no hay nada más allá
que la subida?
Otra vez, otra vez
instinto animal ruge,
arenga famélico un
trágico hacia arriba.
Angelita Bonnet
martes, 15 de febrero de 2011
*
.
paciência
que se foi
lépida
como nunca
...veio
perdeu-se
num caminho
sem volta
onde não me
vejo
não mais
discuto
não mais
debato
pairo no ar
como bolha
suspensa
no ato
de digredir
sem rodeios
impaciência
que ficou
dorme
em mim
com a chave
da vontade
de uma palavra
que parou
no meio
Cristina Desouza
paciência
que se foi
lépida
como nunca
...veio
perdeu-se
num caminho
sem volta
onde não me
vejo
não mais
discuto
não mais
debato
pairo no ar
como bolha
suspensa
no ato
de digredir
sem rodeios
impaciência
que ficou
dorme
em mim
com a chave
da vontade
de uma palavra
que parou
no meio
Cristina Desouza
*
del anterior poema quedó el asunto de las sangres; no es recomendable atar poemas, pero tampoco es bueno dejar cosas en medio del camino
porque nos dieron la espalda, porque el viento acarició las soledades, porque la lluvia no terminó de lavar la piel, porque no recuerdo la caricia, porque no recuerdo el corazón que galopaba, porque sí recuerdo las mentiras, porque el miedo pisó el cielo de los dos
y si había que ir al cementerio, íbamos los dos; si había que andar por el balasto o recorrer la cañada, lo hacíamos solitos; era una cuestión de sangres: en la histora, vinchas blancas de Manuel Oribe contra vinchas coloradas de Don Frutos, y los caballos del patrón, y las venas partiendo los cuerpos de los peones, y la impureza de las gurisas por primera vez; un grito se sentía en todo el rancherío, quejido también
era un asunto de sangres negras: como el camalote del arroyo, como el luto de las lloronas, como el pasto carbonizado por el sol; los gargueros quemados de caña brasilera, el olor a naco fumado, el cuero abrazado por la carne de capón; el viento era el que traía la ignorancia; tú reverdecías por los ojos, tú me empujabas a sonreir, yo era tu sonrisa morochita
Elbio Chitaro
porque nos dieron la espalda, porque el viento acarició las soledades, porque la lluvia no terminó de lavar la piel, porque no recuerdo la caricia, porque no recuerdo el corazón que galopaba, porque sí recuerdo las mentiras, porque el miedo pisó el cielo de los dos
y si había que ir al cementerio, íbamos los dos; si había que andar por el balasto o recorrer la cañada, lo hacíamos solitos; era una cuestión de sangres: en la histora, vinchas blancas de Manuel Oribe contra vinchas coloradas de Don Frutos, y los caballos del patrón, y las venas partiendo los cuerpos de los peones, y la impureza de las gurisas por primera vez; un grito se sentía en todo el rancherío, quejido también
era un asunto de sangres negras: como el camalote del arroyo, como el luto de las lloronas, como el pasto carbonizado por el sol; los gargueros quemados de caña brasilera, el olor a naco fumado, el cuero abrazado por la carne de capón; el viento era el que traía la ignorancia; tú reverdecías por los ojos, tú me empujabas a sonreir, yo era tu sonrisa morochita
Elbio Chitaro
ME HE QUEDADO SIN PULSO
por Ángel González
Me he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro,
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón de desaliento.
No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No te puedo tocar por más que estiro
los brazos como un ciego contra el viento.
Todo estaba detrás de tu figura.
Ausente tú, detrás todo de nada,
borroso yermo en el que desespero.
Ya no tiene paisaje mi amargura.
Prendida de tu ausencia mi mirada,
contra todo me doy, ciego me hiero.
Fabián Severo
Me he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro,
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón de desaliento.
No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No te puedo tocar por más que estiro
los brazos como un ciego contra el viento.
Todo estaba detrás de tu figura.
Ausente tú, detrás todo de nada,
borroso yermo en el que desespero.
Ya no tiene paisaje mi amargura.
Prendida de tu ausencia mi mirada,
contra todo me doy, ciego me hiero.
Fabián Severo
Selva negra
.
Ahora todo es oscuridad. Las páginas no son blancas sino negras.
¿Quién me podrá encontrar aquí, si cada mancha de tinta se camufla dentro de esta oscuridad?
¿Quién me podrá encontrar un día aquí, si hago silencio, si me quedo quietita, si me acurruco, ocupo poco espacio y hasta desaparezco?
Sofía Rosa Rivero
Ahora todo es oscuridad. Las páginas no son blancas sino negras.
¿Quién me podrá encontrar aquí, si cada mancha de tinta se camufla dentro de esta oscuridad?
¿Quién me podrá encontrar un día aquí, si hago silencio, si me quedo quietita, si me acurruco, ocupo poco espacio y hasta desaparezco?
Sofía Rosa Rivero
lunes, 14 de febrero de 2011
*
" Ya en desnudez total / extraña ausencia
de procesos y fórmulas y métodos /flor a flor/ ser a ser/aún con ciencia
y un caer en silencio y sin objeto". Idea Vilariño
en el espejo / una mujer desnuda / me está mirando
extiendo mi mano
intento tocarla
siento el frío
del vidrio
que nos
separa
en el espejo / una mujer desnuda / me está mirando
aproximo la boca
paso la lengua
siento el frío
del vidrio
que nos
separa
en el espejo / una mujer desnuda / me está mirando
apoyo mi nariz
intento olerla
siento el frío
del vidrio
que nos
separa
en el espejo/ una mujer desnuda/ me está mirando
¿qué nos separa?
en el espejo / una mujer desnuda
siento el frío
del vidrio
/en el espejo/
intento olerla
paso la lengua
intento tocarla
en el espejo / una mujer desnuda
apoyo mi nariz
aproximo la boca
extiendo mi mano
en el espejo/ una mujer desnuda/ me está mirando
Andrea Estevan
de procesos y fórmulas y métodos /flor a flor/ ser a ser/aún con ciencia
y un caer en silencio y sin objeto". Idea Vilariño
en el espejo / una mujer desnuda / me está mirando
extiendo mi mano
intento tocarla
siento el frío
del vidrio
que nos
separa
en el espejo / una mujer desnuda / me está mirando
aproximo la boca
paso la lengua
siento el frío
del vidrio
que nos
separa
en el espejo / una mujer desnuda / me está mirando
apoyo mi nariz
intento olerla
siento el frío
del vidrio
que nos
separa
en el espejo/ una mujer desnuda/ me está mirando
¿qué nos separa?
en el espejo / una mujer desnuda
siento el frío
del vidrio
/en el espejo/
intento olerla
paso la lengua
intento tocarla
en el espejo / una mujer desnuda
apoyo mi nariz
aproximo la boca
extiendo mi mano
en el espejo/ una mujer desnuda/ me está mirando
Andrea Estevan
domingo, 13 de febrero de 2011
ANIMALES INCIERTOS
.
Eres tú que desde el patio del silencio vienes en un caballo de viento.
Quién tiene por oficio el derrumbe debe exponer el alma
ser aguda metáfora de puertas enteramente abiertas.
Confusa por el rostro que te pido, cambio de agua
duermo entre maleficios contrariada
despierto entre dientes heridos
confundo saxofones con la furia quimérica
rodeada de aridez erosionada de cielo.
Me doy prisa, primero serán las diez de la mañana
el pan, la mueca tórrida el destiempo
después el horror del mediodía con un peluche tieso desmembrado
Seré madera carbonizada
en un mundo testigo indiferente ante el goteo macrocósmico del miedo
El vendrá en cuidadosas raciones de esperanza
confundido entre gritos y oraciones
no sabré dónde ir con mi equipaje de tristeza meritoria
sin la luz del sol mi cuerpo arderá sin remedio
Es igual, es lo mismo que ayer, nunca distinto
el lunar, la palabra, el grito, los tendones, el pastizal, las hormigas
el poder de las flores, la manera en que miro
torrentes de naúfragos, a la deriva urgiendo
la ciénaga increpando sus poros mas oscuros
y la hora vacía en qué tu voz me llega desde el temblor
poblado por animales inciertos.
Dentro de mí no te encuentro.
Poca importancia tendría si estuvieras habitado por senderos
pero quieres que te alumbre con una lámpara sumergida
en la cuerda del aire deshojada de misterios.
En el mundo sólo soy una cortina que nace algunas veces desde el cuerpo
con una historia de pozos recreados
una especie de abismo soñoliento.
Laura Inés Martínez Coronel
Eres tú que desde el patio del silencio vienes en un caballo de viento.
Quién tiene por oficio el derrumbe debe exponer el alma
ser aguda metáfora de puertas enteramente abiertas.
Confusa por el rostro que te pido, cambio de agua
duermo entre maleficios contrariada
despierto entre dientes heridos
confundo saxofones con la furia quimérica
rodeada de aridez erosionada de cielo.
Me doy prisa, primero serán las diez de la mañana
el pan, la mueca tórrida el destiempo
después el horror del mediodía con un peluche tieso desmembrado
Seré madera carbonizada
en un mundo testigo indiferente ante el goteo macrocósmico del miedo
El vendrá en cuidadosas raciones de esperanza
confundido entre gritos y oraciones
no sabré dónde ir con mi equipaje de tristeza meritoria
sin la luz del sol mi cuerpo arderá sin remedio
Es igual, es lo mismo que ayer, nunca distinto
el lunar, la palabra, el grito, los tendones, el pastizal, las hormigas
el poder de las flores, la manera en que miro
torrentes de naúfragos, a la deriva urgiendo
la ciénaga increpando sus poros mas oscuros
y la hora vacía en qué tu voz me llega desde el temblor
poblado por animales inciertos.
Dentro de mí no te encuentro.
Poca importancia tendría si estuvieras habitado por senderos
pero quieres que te alumbre con una lámpara sumergida
en la cuerda del aire deshojada de misterios.
En el mundo sólo soy una cortina que nace algunas veces desde el cuerpo
con una historia de pozos recreados
una especie de abismo soñoliento.
Laura Inés Martínez Coronel
sábado, 12 de febrero de 2011
¿sabe la madre?
.
¿sabe la madre? ¿Sabe que no grita
no nació? tajo que no abre la puerta nadie va a escuchar ¿nadie?
¿nadie tiene oídos cuando éramos piedra/gota/ olvido?
Nadie tiene manos para un muerto
Ladra Alicia que son perros las sombras que no vuelven
Golpe en la boca seca que tus manos guardan la palabra/ los pedazos de otra muerte entre el poema blanco
madre la memoria no es para llorar a nadie
¿nadie?
¿nadie tiene manos para esto?
Dónde está el que no gritó/ nadie cifra la vida en un poema
Nadie rompe el papel que no escribió
Tener que caminar con córnea ciega para aplastar
los gestos de los que nacen solos/ nadie debajo de la mesa/ nadie tiene
¿Sabe madre lo que no será/ ni de rodillas?
Nadie tiene fuerza para tragarse el cuerpo
Paula Simonetti de Souza
¿sabe la madre? ¿Sabe que no grita
no nació? tajo que no abre la puerta nadie va a escuchar ¿nadie?
¿nadie tiene oídos cuando éramos piedra/gota/ olvido?
Nadie tiene manos para un muerto
Ladra Alicia que son perros las sombras que no vuelven
Golpe en la boca seca que tus manos guardan la palabra/ los pedazos de otra muerte entre el poema blanco
madre la memoria no es para llorar a nadie
¿nadie?
¿nadie tiene manos para esto?
Dónde está el que no gritó/ nadie cifra la vida en un poema
Nadie rompe el papel que no escribió
Tener que caminar con córnea ciega para aplastar
los gestos de los que nacen solos/ nadie debajo de la mesa/ nadie tiene
¿Sabe madre lo que no será/ ni de rodillas?
Nadie tiene fuerza para tragarse el cuerpo
Paula Simonetti de Souza
CARNESTOLENDAS
Del lat. caro, carnis, carne y tollendas, de tollere, quitar, retirar.
DRAE Vigésima primera edición
Va llegando el aguacero y emite
de lonjas, el sonido, contra el suelo.
Clamores retumbantes van al cielo.
Sonora sobriedad su son repite.
Destello luminoso se derrite
al calor de los cuerpos en desvelo;
danzan abiertos, gozándose en celo,
miser ...ere de seres en desquite.
Luchan cuerpos. El deseo cae,
amaina la tormenta y los amores
reposan, sudan, El sosiego trae
presencia humedecida de albores;
despierta, nueva, la atracción recae
anudada en la cuerda se tambores.
Angelita Bonnet
DRAE Vigésima primera edición
Va llegando el aguacero y emite
de lonjas, el sonido, contra el suelo.
Clamores retumbantes van al cielo.
Sonora sobriedad su son repite.
Destello luminoso se derrite
al calor de los cuerpos en desvelo;
danzan abiertos, gozándose en celo,
miser ...ere de seres en desquite.
Luchan cuerpos. El deseo cae,
amaina la tormenta y los amores
reposan, sudan, El sosiego trae
presencia humedecida de albores;
despierta, nueva, la atracción recae
anudada en la cuerda se tambores.
Angelita Bonnet
viernes, 11 de febrero de 2011
CABELLOS
Para Agustina Jorge
Se arrancan cabello por cabello con torrada
locura las ideas. Nada fino se piensa. Nada
de lo que se piense grasoso, con ángulos,
cartones, juguetes podridos de niños
encima de los techos de chapa,
sucede realmente.
Asoman con minúsculo trajín, un pelo, luego otro,
hervideros de alondras de alquitrán,
como una ronda bestial y porfiada de hilos saltones.
Cada día por pelo en tu cabeza, cada
cuerpo lanar pelando su cordero. Cada histérico
se acusa de locura en un cuarto de ideas
tan oblicuo que nunca debería cruzarse ni una línea.
Uno apronta sus bordes con ternura,
yema en el graso, pestaña, vellón. De nada sirve.
Los pelos de los pueblos se arrancan, los pelambres
de mirantes caen desde los ventanales,
todos juntos, sin saberlo,
se rascan las cabezas.
Se atrofian manotazos los pelos, cada cual
despide a su vástago lloroso
con ondulada y sabia pastosidad.
Se arrancan cabello por cabello con torrada
locura las ideas. Nada fino se piensa.
Y en las largas cabelleras las ideas
toman la rutina del desequilibrio.
Se arañan se lavan entre todos, se sacuden
queriendo, los pelos, sostenerse de sus cráneos apagados,
con locura torrada, las ideas arrancan cabello por cabello.
Se tiran al piso se aceleran, se deshacen en guerras
las ideas, cada una en su pelo que relincha,
cada una con crin salvaje en mano, cada cual
con su espuela agotadora
toma un pelo que explota como un cerebro
sobre su vecino.
Hay acuerdos morales, pero nunca
los pelos se saben de memoria
los límites antes conversados,
y a la primer emboscada canina de una idea
vuelven todo a alborotarse los cabellos.
Cada hebra arrancada por su idea
con su cuerpo encarnado, vuela un poco
y luego es perforada en la cerda de su labia
por un gancho. Caen rabiosos
raspando sus molares
con enojo, con odio, los morosos pelos.
Se arrancan cabello por cabello con torrada
locura las ideas. Los viejos pelos
se asustan en bandadas
y se agitan con temblor, algunos parten sus pezuñas en la huída,
tanteando madrigueras, cunetas capilares de cueros.
No hay, solo un laxo poblado valle blanco
y una ramificación ciclópea de vasos sanguíneos.
Se amputan con terror de locura acartonada
pelo por pelo, llorando, las ideas.
José Jorge
Se arrancan cabello por cabello con torrada
locura las ideas. Nada fino se piensa. Nada
de lo que se piense grasoso, con ángulos,
cartones, juguetes podridos de niños
encima de los techos de chapa,
sucede realmente.
Asoman con minúsculo trajín, un pelo, luego otro,
hervideros de alondras de alquitrán,
como una ronda bestial y porfiada de hilos saltones.
Cada día por pelo en tu cabeza, cada
cuerpo lanar pelando su cordero. Cada histérico
se acusa de locura en un cuarto de ideas
tan oblicuo que nunca debería cruzarse ni una línea.
Uno apronta sus bordes con ternura,
yema en el graso, pestaña, vellón. De nada sirve.
Los pelos de los pueblos se arrancan, los pelambres
de mirantes caen desde los ventanales,
todos juntos, sin saberlo,
se rascan las cabezas.
Se atrofian manotazos los pelos, cada cual
despide a su vástago lloroso
con ondulada y sabia pastosidad.
Se arrancan cabello por cabello con torrada
locura las ideas. Nada fino se piensa.
Y en las largas cabelleras las ideas
toman la rutina del desequilibrio.
Se arañan se lavan entre todos, se sacuden
queriendo, los pelos, sostenerse de sus cráneos apagados,
con locura torrada, las ideas arrancan cabello por cabello.
Se tiran al piso se aceleran, se deshacen en guerras
las ideas, cada una en su pelo que relincha,
cada una con crin salvaje en mano, cada cual
con su espuela agotadora
toma un pelo que explota como un cerebro
sobre su vecino.
Hay acuerdos morales, pero nunca
los pelos se saben de memoria
los límites antes conversados,
y a la primer emboscada canina de una idea
vuelven todo a alborotarse los cabellos.
Cada hebra arrancada por su idea
con su cuerpo encarnado, vuela un poco
y luego es perforada en la cerda de su labia
por un gancho. Caen rabiosos
raspando sus molares
con enojo, con odio, los morosos pelos.
Se arrancan cabello por cabello con torrada
locura las ideas. Los viejos pelos
se asustan en bandadas
y se agitan con temblor, algunos parten sus pezuñas en la huída,
tanteando madrigueras, cunetas capilares de cueros.
No hay, solo un laxo poblado valle blanco
y una ramificación ciclópea de vasos sanguíneos.
Se amputan con terror de locura acartonada
pelo por pelo, llorando, las ideas.
José Jorge
de "Cieno"
.
“saca tu cuerpo viejo, viejo mío,
saca tu cuerpo de la muerte”
Jaime Sabines
Si ese aroma a pinares llegare de esta infancia si anduviese el recuerdo más cauto de puntillas como si la memoria no caducara como si la huesa silencio sin entrañas como si tendría cenizas y sentidos / salvada así la contradicción
de hallar a mi padre sin su enjute ...z enferma sin su osario un padre mío atesorado en el tiempo común de nosotros / Rota ya la flagrante infancia y rotos ya sus albores / padre padre en la redundancia mejor de su regreso
Parece ser que sólo el verso regresa versura sólo a él la inmovilidad de lo hecho / una vana constatación / si los pinos y toda su fragancia / claro que sí:
allá mi padre padreando en su arboladura pinar
A este lado del muro el jueguito escandido del poema.
Gerardo Ciancio
“saca tu cuerpo viejo, viejo mío,
saca tu cuerpo de la muerte”
Jaime Sabines
Si ese aroma a pinares llegare de esta infancia si anduviese el recuerdo más cauto de puntillas como si la memoria no caducara como si la huesa silencio sin entrañas como si tendría cenizas y sentidos / salvada así la contradicción
de hallar a mi padre sin su enjute ...z enferma sin su osario un padre mío atesorado en el tiempo común de nosotros / Rota ya la flagrante infancia y rotos ya sus albores / padre padre en la redundancia mejor de su regreso
Parece ser que sólo el verso regresa versura sólo a él la inmovilidad de lo hecho / una vana constatación / si los pinos y toda su fragancia / claro que sí:
allá mi padre padreando en su arboladura pinar
A este lado del muro el jueguito escandido del poema.
Gerardo Ciancio
TRES TARDES
I)
La tarde llega y se pone
Sobre tierras inundadas
Todo madura
Presagio
-tan inocente
II)
La barca se pone
hacia el horizonte
Como el sol
Somos todo
Un
Atardecer
III)
No somos fuertes
Cuando el crepúsculo cae/
Siempre nos hiere
Constanza Liebe
La tarde llega y se pone
Sobre tierras inundadas
Todo madura
Presagio
-tan inocente
II)
La barca se pone
hacia el horizonte
Como el sol
Somos todo
Un
Atardecer
III)
No somos fuertes
Cuando el crepúsculo cae/
Siempre nos hiere
Constanza Liebe
*
¿qué, quién nos salpica purpúreo polvo? sin censura, sin criterio comercial, todo así;
¿dónde ¡uy!, punto en mal? mal yo;
¿por qué, cuán ningún lugar, írrito peldaño? peldaño dice arriba, arriba, para decir abajo debe decir escalón de madera, así se ve lo oscuro desde la oscuridad,
¿arriba, arriba, hacia dónde viene luz?;
¿pasa la inocencia, no pasa el aprendiz? ¿pasa el saltamontes, pasa el tatadiós, no pasan los ciempiés sin pies?;
¿letras buey contra muro delicado?,
¿se estira el músculo para no ver, no viendo?,
desierto, ¿no hay mención de honor, pundonor o prez?
¿cuándo, cómo ser currículum?
¿sólo anquilosan la experiencia, cómo no, con experiencia debidamente comprobada?
extraño a Amanda, por su casa de mangaripé, extraño los catálogos;
nunca le llevé flores
Elbio Chitaro
¿dónde ¡uy!, punto en mal? mal yo;
¿por qué, cuán ningún lugar, írrito peldaño? peldaño dice arriba, arriba, para decir abajo debe decir escalón de madera, así se ve lo oscuro desde la oscuridad,
¿arriba, arriba, hacia dónde viene luz?;
¿pasa la inocencia, no pasa el aprendiz? ¿pasa el saltamontes, pasa el tatadiós, no pasan los ciempiés sin pies?;
¿letras buey contra muro delicado?,
¿se estira el músculo para no ver, no viendo?,
desierto, ¿no hay mención de honor, pundonor o prez?
¿cuándo, cómo ser currículum?
¿sólo anquilosan la experiencia, cómo no, con experiencia debidamente comprobada?
extraño a Amanda, por su casa de mangaripé, extraño los catálogos;
nunca le llevé flores
Elbio Chitaro
La irreversile verdad
.
La irreversible verdad de la oficina
De su geometría
De sus cables y sus papeles
De sus sillas que giran si uno está arriba
De sus monitores y escritorios
De sus portapapeles, porta clips, porta lápices, porta sueños
Es que todo es real.
El transcurso de la sangre y el tiempo,
Las pedradas diarias al reloj.
Crecen las uñas y se cae el pelo,
Uno aprende a afilarse los colmillos
Todo se vuelve blanco, negro y constante.
Porque la irreversible verdad de la oficina
Es que mañana será una fotocopia de lo que fue hoy.
Pedro Sgaravatti
La irreversible verdad de la oficina
De su geometría
De sus cables y sus papeles
De sus sillas que giran si uno está arriba
De sus monitores y escritorios
De sus portapapeles, porta clips, porta lápices, porta sueños
Es que todo es real.
El transcurso de la sangre y el tiempo,
Las pedradas diarias al reloj.
Crecen las uñas y se cae el pelo,
Uno aprende a afilarse los colmillos
Todo se vuelve blanco, negro y constante.
Porque la irreversible verdad de la oficina
Es que mañana será una fotocopia de lo que fue hoy.
Pedro Sgaravatti
Reloj de arena
.
Cuanto más infinita es la soledad por la noche...
Cuanto más que el largo día...
Cuanto más que el perfume de las flores,
Que los relojes de arena...
Cuanto he desperdiciado en tan poco...
Cuantas mañanas a tu lado,
Cuantas caricias...
Nadie me ha negado tantas cosas como las que me he negado a mí mismo.
Quién ha sido el egoísta,
Le pregunta mi cara al que cristaliza como lágrimas las griteas, Espejo?
Cansado ya de la misma pregunta,
Mucho más que cansado de la misma respuesta
Ivan Cóccaro Costabile
Cuanto más infinita es la soledad por la noche...
Cuanto más que el largo día...
Cuanto más que el perfume de las flores,
Que los relojes de arena...
Cuanto he desperdiciado en tan poco...
Cuantas mañanas a tu lado,
Cuantas caricias...
Nadie me ha negado tantas cosas como las que me he negado a mí mismo.
Quién ha sido el egoísta,
Le pregunta mi cara al que cristaliza como lágrimas las griteas, Espejo?
Cansado ya de la misma pregunta,
Mucho más que cansado de la misma respuesta
Ivan Cóccaro Costabile
*
.
El momento llega, esta aquí, alumbra los senderos dispuestos a ser transitados por el dulce paso de los años, generara los mas exquisitos frutos, de hermosos colores y las mas entrañables fragancias. Los caminos están donde encuentres la magia y alegría al verlos……
Alberto Trejo Pietri
El momento llega, esta aquí, alumbra los senderos dispuestos a ser transitados por el dulce paso de los años, generara los mas exquisitos frutos, de hermosos colores y las mas entrañables fragancias. Los caminos están donde encuentres la magia y alegría al verlos……
Alberto Trejo Pietri
jueves, 10 de febrero de 2011
el ocaso del ángel
El poeta que se citó a sí mismo bajó los brazos. Quedó mirando el epígrafe y en el centro de la hoja vacía abandonó reiterativamente un trazo infantil. Una, dos, tres veces las imágenes poéticas rebotaban en su cabeza inauditas, sin finalidad, encabezadas bajo la luz del fracaso, su propia sombra.
El poeta que se citó a sí mismo puso dos hielos en un vaso y luego whisky y luego acarició, frustrado, el lomo del gato que ca-minaba por encima de la mesa. Pensó “debo abandonarlo todo”, “no encuentro la palabra exacta que resuma los rincones de la muerte”.
El poeta que se citó a sí mismo tomó un trago y pensó en un plagio; meditó al instante que eso no era lo correcto. Tomó otro trago y pensó en el suicidio. Encendió un cigarrillo y desechó tal posibilidad.
El poeta que se citó a sí mismo miró hacia los ojos del gato, se llenó de rabia e impotencia y escupió algo parecido al odio, por la ventana.
El poeta que se citó a sí mismo estalló en lágrimas, tachó el epígrafe de su autoría, dio vuelta la página y continuó, lentamente, condenándose al olvido.
Eduardo Curbelo
El poeta que se citó a sí mismo puso dos hielos en un vaso y luego whisky y luego acarició, frustrado, el lomo del gato que ca-minaba por encima de la mesa. Pensó “debo abandonarlo todo”, “no encuentro la palabra exacta que resuma los rincones de la muerte”.
El poeta que se citó a sí mismo tomó un trago y pensó en un plagio; meditó al instante que eso no era lo correcto. Tomó otro trago y pensó en el suicidio. Encendió un cigarrillo y desechó tal posibilidad.
El poeta que se citó a sí mismo miró hacia los ojos del gato, se llenó de rabia e impotencia y escupió algo parecido al odio, por la ventana.
El poeta que se citó a sí mismo estalló en lágrimas, tachó el epígrafe de su autoría, dio vuelta la página y continuó, lentamente, condenándose al olvido.
Eduardo Curbelo
*
.
Sí,
por ti
seguirías al dorso
pero esta página también es mía.
Y para mí no hay vuelta de hoja,
no ha vuelta
no hay
no.
Rosario Atahides
Sí,
por ti
seguirías al dorso
pero esta página también es mía.
Y para mí no hay vuelta de hoja,
no ha vuelta
no hay
no.
Rosario Atahides
Eva y El
.
No fue el savignon blanc /ni el chardonnay/ ni las tres horas de cháchara
No fue la lluvia /ni la luna lánguida en el cielo/ ni la madrugada
Fue el azar tan determinista/ fue el caos tan sistemático
Sus dedos enredándole el pelo sentados en un banco
Eva cerró los ojos y se dejó llevar por las caricias
La despertaron las primeras gotas/ corrieron
al único árbol que encontraron cerca y
fueron certeza arrugada piel saliva
lenguas receladas/ la Ciencia
y la Filosofía/ cortezas
que en la Noche
supieron ellos
encontrar.
Andrea Estevan
No fue el savignon blanc /ni el chardonnay/ ni las tres horas de cháchara
No fue la lluvia /ni la luna lánguida en el cielo/ ni la madrugada
Fue el azar tan determinista/ fue el caos tan sistemático
Sus dedos enredándole el pelo sentados en un banco
Eva cerró los ojos y se dejó llevar por las caricias
La despertaron las primeras gotas/ corrieron
al único árbol que encontraron cerca y
fueron certeza arrugada piel saliva
lenguas receladas/ la Ciencia
y la Filosofía/ cortezas
que en la Noche
supieron ellos
encontrar.
Andrea Estevan
Lluvia interior
"Devuélveme el poema que empieza en tu pecho"
[Eduardo Curbelo; Poema 16]
Primero el calor, húmedo, intenso. El silencio y la quietud. Algo se aproxima.
Luego el viento que se siente de lejos. Que anuncia. Me revuelvo en las sábanas. Me aferro a la almohada.
Ahora las primeras gotas. Suavecitas. Acarician el tiempo. Ahora sí, el estremecimiento.
Más viento. Estiro la mano y no estás. Caen ramas, gritos, gotas sobre mi cabeza. No estás. Temporal, anunciaron, y yo sola.
Suena el primer trueno. Olor a tierra húmeda, a tierra penetrada por la lluvia.
Me destapo. Estoy desnuda. Decido mojar los recuerdos, empaparlos. Humedecer la cama sin vos.
Ahora vuelan sillas. La mesa de afuera para tomar el té. No tengo invitados, pienso. Empiezo a hundirme en mi desnudez, en el calor de tus caricias pasadas. Otro trueno.
Al fin se abre el cielo.
Sofía Rosa Rivero
[Eduardo Curbelo; Poema 16]
Primero el calor, húmedo, intenso. El silencio y la quietud. Algo se aproxima.
Luego el viento que se siente de lejos. Que anuncia. Me revuelvo en las sábanas. Me aferro a la almohada.
Ahora las primeras gotas. Suavecitas. Acarician el tiempo. Ahora sí, el estremecimiento.
Más viento. Estiro la mano y no estás. Caen ramas, gritos, gotas sobre mi cabeza. No estás. Temporal, anunciaron, y yo sola.
Suena el primer trueno. Olor a tierra húmeda, a tierra penetrada por la lluvia.
Me destapo. Estoy desnuda. Decido mojar los recuerdos, empaparlos. Humedecer la cama sin vos.
Ahora vuelan sillas. La mesa de afuera para tomar el té. No tengo invitados, pienso. Empiezo a hundirme en mi desnudez, en el calor de tus caricias pasadas. Otro trueno.
Al fin se abre el cielo.
Sofía Rosa Rivero
miércoles, 2 de febrero de 2011
*
*
Mi madre sintió orgullo
ignorante de todo, animalmente genuina.
Confiada de abrir un hueco, entregada a una misión que no pudo más que calar profundo, perderse inútilmente, bifurcándose hasta desgarrar el amor.
Fue necesario un siglo
de moñas y cumpleaños
para que todo sea evidente.
Igual que ayer,
nacimos mudos nuevamente hoy,
ausentes de padres y perros amables.
Aquí, ahora, en esta cama, recién paridos, no vale que me mirares, es mejor dejar a las espaldas que se despidan, en calma, sin pretensiones.
Brotamos reincidentes de un agujero de palabras,
para olernos las caras
y perdernos, muertos de hambre
chicatos de ideas
decepcionados de haber sido, solo esto.
No vamos a salvarnos, nada de maravillas, no somos.
Que pena para nosotros.
Vergüenza de todos aquellos que debemos mirarnos así;
bicho poco extraordinario de la especie, casi lagarto, gusano, casi mariposa, pájaro.
Lucía Tabarez
Mi madre sintió orgullo
ignorante de todo, animalmente genuina.
Confiada de abrir un hueco, entregada a una misión que no pudo más que calar profundo, perderse inútilmente, bifurcándose hasta desgarrar el amor.
Fue necesario un siglo
de moñas y cumpleaños
para que todo sea evidente.
Igual que ayer,
nacimos mudos nuevamente hoy,
ausentes de padres y perros amables.
Aquí, ahora, en esta cama, recién paridos, no vale que me mirares, es mejor dejar a las espaldas que se despidan, en calma, sin pretensiones.
Brotamos reincidentes de un agujero de palabras,
para olernos las caras
y perdernos, muertos de hambre
chicatos de ideas
decepcionados de haber sido, solo esto.
No vamos a salvarnos, nada de maravillas, no somos.
Que pena para nosotros.
Vergüenza de todos aquellos que debemos mirarnos así;
bicho poco extraordinario de la especie, casi lagarto, gusano, casi mariposa, pájaro.
Lucía Tabarez
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