Mi abuela disfrutaba peinando la tierra,
rodillas embarradas,
un agujero manual,
semilla, agua, sol…
Como un hilito verde desperezándose
los brazos del naranjo: este – oeste,
con pelotitas verdes que crecían de color.
Cuando las naranjas estaban en edad de caer,
mi abuela ayudaba el parto con un simple giro de mano.
Sentada junto al tronco, bajo el ... sol,
saboreaba su cosecha.
Mi abuela era feliz.
Mi madre disfrutaba yendo a la feria,
caminando verduras,
mimando frutas,
perfumándose mano y alma.
Entonces, de una alfombra anaranjada
alzaba el trofeo,
pesaba su sabor,
palpaba su destino.
Como quien corta las uñas
iba descascarando el caracol naranja,
deshilaba las medialunas y saboreaba la dulce acidez.
Después tiraba las semillas
que morían junto a la lata de sardinas.
Mi madre era feliz.
Y yo disfruto entrando a la farmacia:
Buen día… déme una tableta de vitamina C.
También soy feliz.
Fabián Severo
Casa de poesía
Casa de Poesía (Uruguay) es una Institución sin fines de lucro cuyo cometido es la difusión de todas las manifestaciones poéticas, realización de homenajes, conferencias, publicaciones y otras actividades vinculadas con el hacer poético y artístico creativo en general, dando así cumplimiento a lo manifestado por UNESCO en sus resoluciones. "rgentadorado@gmail.com"
lunes, 17 de enero de 2011
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2 comentarios:
hermoso poema! muy lindo. me recordó a mi abuela que tb tenía quinta -en donde prácticamente me críe gran parte de los veranos de mi infancia-.
(la desterrada, por lo que observo)
salute a los y las poetas!
laura
perdón:
crié, debí escribir
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